Lo previsto, imprevisible y la efectividad

Las épocas sociopolíticas de rápidos y profundos cambios, van asociadas a una mayor frecuencia de episodios de crisis que generan transformaciones inestables. Por ejemplo, siendo conocida la realidad sobre la salud del otrora Presidente Chávez, los escenarios políticos, económicos y comunicacionales de Venezuela fueron cada vez más complejos en términos del manejo óptimo de las gestiones públicas y del interés común. Los sectores políticos perdieron la capacidad de definición entre lo urgente y lo importante por atender ante algunos hechos “sobrevenidos”, quedando así demostrado la inexistencia de un manual de Planificación Estratégica en tiempos de crisis, material utilizado en cualquier Estado con visión prospectiva y desarrollista para que, ante hechos imprevistos y previstos, las instituciones no pierdan la credibilidad y con ello aceptación.

Las relaciones públicas en la gestión social de cualquier gobierno deben ser claras, enfáticas y flexibles. Es fundamental responder a los problemas que presenta la sociedad, dando por sentado que es el problema que dicta el método de resolución de conflictos y no al revés, sabiendo que no existe un método científico único universalmente reconocido. El abordaje de un problema social es complejo y de tiempo largo, por tanto, la forma de hacerlo no puede ser simplista como históricamente se ha hecho.

En la oposición venezolana concurre una clara debilidad del marketing político relacional, entendiendo que esta disciplina tiene como objeto la persuasión a los actores involucrados en momentos de dificultad para mantener la aprobación positiva en la opinión pública. No tienen un hilo discursivo basado en acepciones jurídicas, políticas y sociales, por lo que al momento de apelar a la propaganda, publicidad y promoción de posturas ante el manejo de lo relativo a la salud del Presidente y todo lo que esto ha arrastrado (sigo con el ejemplo), el mensaje fue difuso y en base a supuestos improbables. A la actualidad, ese mal manejo de la crisis, persiste. De allí el descrédito que goza la dirigencia opositora.

Por otro lado, para el oficialismo venezolano, la comunicación en situaciones de caos se ha convertido en el talón de Aquiles del PSUV y los altos funcionarios de gobierno. Continúo con el escenario de la enfermedad de Hugo Chávez; mientras algunos de los ministros más cercanos al Presidente ofrecieron ruedas de prensa con información que pareciera ser oficial, otros de ellos mismo tuvieron anuncios totalmente antagónicos. Síntesis: nula comunicación efectiva, pues evidencian la falta de consenso en los comentarios a emitir. El gabinete ministerial del ex Presidente Chávez presentó un quiebre en las relaciones que seguramente tuvieron que apelar en los días consiguientes para sus correcciones. Sin embargo, hoy bajo el mandato de Nicolás, las disonancias continúan en sus comunicaciones a la sociedad.

Conclusión y proyecciones: No existe conocimiento alguno sobre qué hacer antes, durante y después de una situación de crisis para proteger y salvar a la confundida sociedad venezolana. La estabilidad del sistema político depende de un hombre, esto, producto de un presidencialismo exacerbado y la ficción de un proyecto de Estado. La calidad de la información por parte de los actores políticos del país, no es orquestada, baja y confusa, siendo esos elementos, unos indicadores de la inexistencia de parámetros diseñados para mantener o rescatar la persistencia de una nación fuerte. Mientras no exista una hoja de ruta en virtud del país, de los ciudadanos, de las instituciones, los temas urgentes con intereses particulares, van a arropar los casos importantes para el desarrollo.

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