SEPPUKU POLÍTICO

“La nación por encima del poder partidista”

 

En la Política hay códigos de honor que deben ser recordados, recuperados y respetados por la sociedad mundial, pero muy especialmente entre latinoamericanos. Es discrepante hablar de cambios, desarrollo, crecimiento y mejoras en los sistemas políticos cuando los actores involucrados encarnan las aberraciones y desviaciones más infames en su haber. El Suppuku era una forma de animadversión o mejor dicho un estilo de los samuráis para mitigar la culpa por algún error cometido en el marco de lo debidamente aceptable. El honor estaba por encima de la propia vida. Y aunque hoy parezca una atrocidad o una práctica insana (eufemismo), el suppuku estaba debidamente reglamentado y era un ritual sumamente profundo en su simbología y representación cultural. En la actualidad, los principios de honor samuráis son referencia para resaltar la pureza de las acciones cuando existe una moral que jamás debe ser violentada.

En tiempos socráticos la política era un arte consagrado, una actividad de alta exigencia ética porque se trataba de la vida misma del hombre en sociedad. Hoy la Política en muchas acepciones es sinónimo de corrupción, violencia exacerbada, eventos mal habidos y descarríos. El Dr. Carlos Mathus, padre de la Planificación Estratégica Situacional, decía que una de las razones del descrédito en la política latinoamericana es que no existen responsabilidades asumidas con consecuencias de actos, es decir, daba igual hacer bien que hacerlo mal, pues si se equivocan no importa porque nada ocurre.

Para circunscribir el tema, Venezuela es un ejemplo donde muchos políticos deberían practicar simbólicamente el suppuku y salvar la propia nación. Es inconcebible que Nicolás Maduro luego de ser señalado como jefe del narcotráfico, proteger y promover células terroristas y ser protagonista de violaciones a los derechos humanos, siga siendo Presidente y peor aún, que muchos lo reconozcan como tal. Tan inaceptable como que muchos funcionarios sigan teniendo investiduras de poder después de ser acusado de abuso a menores de edad (caso de un miembro del CNE). Habiendo tantos elementos en contra de la clase política venezolana, lo mejor sería que muchos de ellos por convicción y en virtud del poder, se retirasen de la dinámica política y que otros comiencen a ganar espacios y recuperar la pureza equilibrada en las relaciones del poder. Por cierto, si eso no ocurre es porque los ciudadanos también deben hacer catarsis, pues en gran parte los políticos son un reflejo de la calidad humana de sus pueblos. Mientras tanto, es necesario seguir creyendo y apostando a una mejora de la Política por ser la madre ciencia que rige vida humana en sociedad. Así como los samuráis lograron que muchas de sus costumbres sigan vivas, en esa misma intensidad se hace vital resaltar lo bueno de la Política porque nunca será invisible para los ciudadanos.

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