No es Venezuela la exclusiva situación caótica que se vive en el mundo, es toda la humanidad que exhibe conductas propias de nuestro país al borde del caos en sistemas complicados con ambientes cambiantes, complejos y desordenados. Vivimos con el riego de las catástrofes a flor de labios. Es hora de entender que el caos no es necesariamente perjudicial cuando las organizaciones tienes estructuras funcionales adaptadas a los nuevos esquemas de gobierno. Los partidos políticos y demás formas de fuerzas vivas del país, deben empezar a tener como eje transversal un plan de acción que logre analizar, comprender, abordar y sobrellevar el caos. No solamente pretender excluirlo, pues la experiencia de políticas comparadas sugiere que es una meta poco probable de lograr.
Para controlar el caos es necesario amalgamar en una misma plataforma las diferentes agendas políticas del país, una no tiene que ser excluyente de la otra. Los enfrentamientos ideológicos son cosas de tiempos pasados no productivos, sin capacidad de aportes para el desarrollo de los sistemas. No quiero decir que debemos convivir con quienes representan la violación a los derechos humanos y las prácticas más oscuras desde el poder, pues se trata de unificar talentos, recursos y tiempo, para enfrentarlos y superarlos. Tampoco se trata de una unidad con camisa de fuerzas, pues sería perjudicial para la consecución de la meta. ¿Imaginan a una María Corina Machado trabajando en coordinación con Henri Falcón? Eso sería catastrófico. Pero sí se requiere controlar a los actores involucrados en las acciones para salvar a Venezuela, aunque sea desde diferentes frentes de lucha, pero orquestados todos en la meta: cese de la usurpación.
Es momento del silencio prudente, de meterse en el bolsillo las lenguas y los encrespados ánimos, que aun teniendo razón, son extemporáneos e inconvenientes. No se trata de votar O el uso de la fuerza legítima. Deben ser ambas opciones aunque en tiempos diferentes. Votar ahora no sería táctico, sin embargo, la institucionalidad del voto debe recuperarse. Una cosa no es excluyente de la otra. De eso se trata el caos controlado.
