¿Qué pasa en la Política?

Es una interrogante que algunos académicos y analistas se hacen, inclusive en algunos es costumbre afirmar (de manera errada), que la Política no sirve o que “así es la política” para referirse a acciones desviadas y mal habidas. Como diría el Abogado Jorge Ramos Guerra, es marcado el vasto descontento de los ciudadanos con la política; pero la lógica Politológica expresa que no debiera ser con la actividad esa molestia, sino con los ejecutores, operadores, creadores de las políticas e inclusive con algunos teóricos, con la cual se trata de convencer a un sector ciudadano (electores) para ejecutarlas después, resultando una lista enorme engaños, desaciertos y desenfoques que terminan en sobradas razones para no creer en los políticos, más nunca en la política.

 

Nace así, de forma negativa pero avasallante la “antipolítica”, lo que no es la Política, lo contrario al arte y la ciencia del poder, de gobernar, de conducir sociedades. Pocos creen en la honestidad o en la filantropía de algunos políticos y los partidos.  Esa “antipolítica” fue asumida en Venezuela durante la década de los noventa. Incubando la peor aberración de la política: “El Populismo”. Hoy muchos critican y atacan al Gobernador de Carabobo Rafael Lacava por su forma exagerada de hacer el ejercicio político. Pero, ¿es la política de Lacava lo grotesco o él es un grotesco? Basta de acusar la actividad Política de malvada, cuando quien la ejerce es el verdadero aberrado. Claro, alguien también pudiera decir, como de hecho lo ha dicho el Dr. Milton Revilla Soto, que los políticos solamente interpretan la idiosincrasia de los pueblos y se comportan como electoralmente la mayoría lo quiere. Por lo que no todo es responsabilidad exclusiva del político aberrado, también lo es de quienes los eligen.

 

En Venezuela, es una constante ver en la dinámica política, el desprestigio que existe sobre esta actividad gracias a las acciones de sus actores. Ya no existen hombres como Rómulo Betancourt, Uslar Pietri o Alirio Ugarte Pelayo. Parece que el perfil más presente y aceptado en la sociedad venezolana es el político ofensivo, retador, altamente mediático pero sin contenidos propositivos. El dirigente que más grite y ofenda, es el más aceptado. De allí el caos políticos institucionalizado en el país. No se trata de la Política, se trata del animal político y sus dimensiones alejadas del desarrollo, innovación y esquemas transformacionales. Por último, parafraseando nuevamente al Dr. Ramos Guerra, a todas estas ¿Acaso al chavismo-madurismo, la MUD o al Frente Amplio, les interesa el asunto de la política? No pudiera estar seguro de la respuesta, pero afirmaré que mientras algunos ciudadanos se desinteresan por la Política, algunos políticos terminan de degradar al Estado y así afectar a la sociedad. ¡Veremos!

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