El cretinismo es una enfermedad relacionada con el retraso de la inteligencia, con un déficit del desarrollo psíquico e incluso físico. En términos coloquiales, el término se adjudica a la estupidez; en ambos casos se acerca a lo que la clase política venezolana perfila. El cretinismo político se hace presente en la inoperancia del quehacer sobre el poder transformador del sistema, en la incapacidad de orquestar acciones a favor de la democracia, también en los discursos retrógrados y propuestas trasnochadas.
Decir que la sociedad democrática venezolana va bien o que es atacada y afectada por fuerzas de niveles extraordinarios, es lo más cretino en la historia contemporánea. Pero peor aún es creerlo. La palabra cretino pudiera asumirse como un insulto, sin embargo, aplicado al caso no es más que una descripción situacional del comportamiento político de quienes ejercen o pretender ejercer el poder gubernamental en Venezuela. No se trata de descalificaciones, mucho menos criticas divisionistas. Y es que el cretino político hasta asume como igual las observaciones en virtud de las mejoras y las posturas malsanas o radicales que afectan los objetivos.
El Profesor Fernando Mires afirma que el cretinismo político es parte de una larga tradición por uso, haciéndose una metáfora adjudicada a quienes se niegan a aprender de las experiencias y hacen todo lo contrario a lo que indica el sentido común. Entonces, creer en fantasías improbables sobre la salida del poder de uno y la llegada de otro, puede convertir a alguien en embajador del cretinismo. Algunos de ellos, los más ignorantes, hasta promueven la autocensura entre quienes hacen advertencias sobre lo mal que puedan estar haciendo o pretendan hacer, otros pudieran ser tan osados de seguir repitiendo mentiras frustrantes con la única meta de ser un influenciador de la opinión pública, pasando a ser una especie de guerreros del teclado. Como quiera que sea, Cretinismo político a lo venezolano es creer que el neo totalitarismo de Nicolás Maduro va a renunciar o será vencido con marchas, es imaginar a los Estados Unidos entrar como héroes al país para llevarse por las fuerzas a Nicolás con toda su compañía, el cretinismo político en definitiva es, por ejemplo, pensar que vamos bien sin reconsiderar la posibilidad de una transición negociada.
