En artículos anteriores decía que el tiempo es uno de los factores vitales en las acciones Políticas que relacionan con el éxito. Una decisión a destiempo puede ser razón suficiente para el fracaso de toda una estrategia bien planeada. Han sido 20 años en el ejercicio el poder ultracentralizado, donde hacen de la sociedad un grupo de sobreviviente que se acostumbran a ser minimizados. Entonces, luego de dos décadas, ¿cuándo se va Maduro?
El equipo de usurpadores socialistas siempre ha estado preparados para todos los escenarios posibles, probables y factibles, no subestiman una sola posibilidad, desde luego que con recursos y tiempo suficiente en el poder, tienen el talento necesario para intentar no ser neutralizados en la lucha democrática que ahora lidera el Presidente (E) Juan Guaidó. Pero tanto tiempo de muertes, presos políticos, hambruna y toda una lista larga de la época más oscura en Venezuela, es entendible que la ciudadanía pida cambio cuanto antes. No obstante, la inmediatez ha sido un elemento negativo en la oposición del país, pues los cambios sociales frente a una organización de Estado criminal son lentos, paulatinos. Es de ceguera política pretender que amanezca un día con la renuncia de Nicolás. ¡Eso no pasará! Como tampoco la intervención militar beligerante que muchos creen posible. La línea de acción del señor Presidente Guaidó es clara, viable y la mejor de todas las presentadas hasta ahora: cese de usurpación, gobierno de transición y elecciones libres. No hay dudas en el éxito de eso por los elementos jurídicos, internacionales, políticos, sociales y económicos que involucra. Pero en eso el tiempo es un eje transversal.
En el 2016 afirmé que las protestas sin direccionalidad política, no sacarían a los dictadores, luego para el 2017 fue exactamente igual, inclusive esos episodios de caos fortalecieron a Nicolás. Luego el 2018 lo nombre como el año de muchas lunas políticas para la dictadura, pues la oposición se había desarticulado. El 2019 puede ser el fin de la kakistocracia socialista, de hecho ya empezó. Pero el desenlace dependerá de continuar con la presión de calle, de respetar el mensaje orquestado por la oposición, también pasa por no perder el foco y en especial, por asistir a todas las movilizaciones democráticas que plantean los voceros oficiales de la alternativa democrática. Si eso se produce así, Nicolás tiene 3 meses contados como tiempo máximo en la usurpación del poder.
