LA LUZ DORADA PARA VENEZUELA

Hay un balance de gestión necesaria por hacer para comprender la crisis institucional del sector eléctrico. El gobierno de Hugo Chávez recibió las ganancias más grandes de Latinoamérica por renta petrolera, pero en paralelo tuvo el peor record económico, generando una deuda elevada a la quinta. El origen de todos los males en Venezuela ha sido el estatismo, una forma de violencia institucional donde el gobierno socialista minimizó la figura de los empresarios privados, generando espacios de gerencia pública en manos de inexpertos, inoperantes e incompetentes. Para el caso, entonces, la crisis eléctrica no es consecuencia del fenómeno El Niño, ni mucho menos de iguanas o sabotaje; la crisis eléctrica es un subproducto de la corrupción, el populismo, asistencialismo y nula visión prospectiva de los escenarios.

Desde la paralización de las obras en virtud de las mejoras de unas represas en el Caroní, hasta la improvisación de planes para la creación de centrales termoeléctricas, conllevaron al gran apagón nacional. Venezuela a oscuras, pero peor aún, muchos venezolanos sin luz en medio de las adversidades. Y me refiero a un sentido simbólico, metafórico, pues los ciudadanos siguen sin entender la envergadura del problema. Creer que teniendo suministro de energía, sacando a Nicolás de la usurpación o pidiendo intervención militar extranjera se acabarán los males sociales, es una postura irresponsablemente cortoplacista. Desde luego son avances, pasos vitales, pero no determinantes.

Mientras la dictadura atiende los problemas del poder, por otro lado el Presidente Guaidó tratando de generar los cambios necesarios y la comunidad internacional de presionar para que haya una implosión definitiva en la dictadura, por otro lado hay una ausencia de liderazgo democrático atendiendo los problemas vividos de las personas. Nadie o pocos procuran solventar o mitigar las condiciones infrahumanas que sufre el venezolano. Surgen los disvalores más negativos de algunos aprovechándose de las necesidades. El país pasa de ser un objeto democrático a un espacio cabaretero donde sobrevive “el más fuerte”. La luz primordial que se requiere es la humana mediante el rescate de la sensibilidad de la cooperación, la solidaridad y el respeto. Recuperar la sabiduría natural del humano es materia indispensable para superar todos los escenarios malsanos de la tiranía y con ello, el avance evolutivo de la nación. Aún en el fracaso está el triunfo, dirían en sociedades herméticas, filosóficas. De allí la importancia de encender la luz humana que Nicolás y compañía intentan apagar con desgaste, hostigamiento y rumores.

Si por un lado debemos aprovechar el infarto que está viviendo la dictadura usurpadora para terminar de debilitarlos, por otro lado se deben respetar los mismos derechos humanos que por años han sido vulnerados. Se debe evitar pasar de oprimido a opresor. La solución es ser un agente de cambios, una persona de luz. En el análisis de la coyuntura, es donde se distingue que, estando al borde de un cataclismo político generado desde mil vertientes distintas, cualquiera de ellas puede ser el detonante que abra una nueva etapa del país, como fue el 23 de Enero de 1958, el 27 de febrero de 1989, el 4 de febrero de 1992, las elecciones del 98, la crisis de abril del 2001, la de diciembre 2001. Lo que ha de pasar, pasará. Pero necesario es recordar que la lucha es contra lo establecido por el socialismo trasnochado del bolivarianismo del siglo XXI, no entre los mismos ciudadanos. ¡Sigamos!

CONTÁCTENOS

No estamos por aquí ahora. Pero puede enviarnos un correo electrónico y nos pondremos en contacto con usted lo antes posible.

Not readable? Change text. captcha txt
LLAMAR