La toma de decisiones no solamente debe ser buena, también tiene que ser oportuna. El tiempo es uno de los ejes transversales en la dinámica del poder, es decir, las acciones se ejecutan en el momento indicado para que puedan ser exitosas. Al margen de las repercusiones mundiales del Covid-19, Venezuela es un caso inédito y en condiciones especiales para la superación del caos institucionalizado. El estamento partidista llegó al momento de desplazar las agendas propias para poder propiciar un Estado que ampare a todos los venezolanos, pues la capacidad de recuperación, crecimiento y desarrollo de la sociedad, es tan bajo que no es posible impulsarlo de un sector político, aun teniendo la investidura de gobierno.
El uso del miedo es un clásico de la política y mientras más tengan por perder, menos restricciones tendrán para infundir temor y acorralar a los ciudadanos. Sin embargo, ya en Venezuela ese principio universal no aplica para desmovilizar a los ciudadanos que viven unas condiciones infrahumanas como producto de las políticas públicas desacertadas del régimen neototalitario de Nicolás Maduro. Actualmente los venezolanos no le temen ni temor y mucho menos respeto a los gobernantes. Es una fase primitiva de la política, donde la irracionalidad impera en cada célula de los sectores, de allí la necesidad impostergable de reinventar la política. Todo eso, sin contar las formas aberradas de relacionar el poder entre las instituciones del Estado y los ciudadanos, de las violaciones sistemáticas de los derechos humanos, también los altos niveles de corrupción que desangran las arcas del Estado y la baja participación ciudadanas en los asuntos de interés público. Todo eso desata una ola de descrédito de la política que arroja un subproducto de inactividad, ineficiencia e inoperancia de gobierno.
La reinvención de la política pasa por 5 ejes fundamentales que favorecerían a una dinámica de poder mucho más acertada y adaptada a la realidad del país:
- Nueva plataforma: la unidad política no puede ser una camisa de fuerza, no pueden estar unidos quienes tienen diferentes objetivos. Por tanto, la MUD ya no es una organización válida para la lucha por el país; es menester crear una nueva tribuna que permita engranar una agenda pública común, aún en medio de las diferencias entre los actores involucrados. Un nuevo plan de marketing relacional, una campaña que gane espacios en todos los sectores de la sociedad sin imponer agendas partidistas aisladas.
- Nuevas alianzas: los nuevos esquemas de hacer política son de manera integrada entre las organizaciones electorales y las fuerzas vivas del país, no solamente los partidos políticos luchan por el poder, también los grupos de intereses y de presión, hacen un ciclo de actividades que pueden persuadir las tendencias políticas de los ciudadanos.
- Escuelas de formación: como decía el profesor Carlos Matus, “nuestros políticos no saben que no saben”. El analfabetismo funcional ha sido perjudicial para la gerencia política y las gestiones públicas en Venezuela. No es posible que para ser Presidente de una nación, basta con ser nativo y saber leer y escribir. Eso no solamente es tercermundista y trasnochado, es que se atenta contra la calidad de vida de la misma ciudadanía.
- Activismo constante: actualmente los partidos políticos, cuando son partidos políticos, parecen ser clubes electorales. El activismo debe superar las fases de momentos electorales para convertirse en una constante en sus programaciones y poder movilizar constantemente a los ciudadanos para ser agentes de presión social y generar los cambios necesarios en el país. El activismo político es una de las formas de participación sobre el poder, de ejercer el derecho que se nos consagra para propiciar los mecanismos de desarrollo.
- Pacificación nacional: la confrontación es una constante en la Venezuela destruida. Se requiere regenerar el tejido social y propiciar una ciudadanía de avanzada. Desde luego, pacificación no es sinónimo de impunidad y olvidar las acciones desviadas y aberradas cometidas por los altos funcionarios del desgobierno socialista. Bien lo dice el Dr. Milton Revilla Soto: “está comprobado a lo largo de la historia que, sin justicia, difícilmente un pueblo sometido a la turbulencia política pueda alcanzar la paz”.
La política transformadora debe estar firmemente arraigada en la ética. Se debe repensar las estrategias, en especial las estructuras organizativas, los objetivos… Todo. Y esa suma de las partes hará una nueva forma de agenda política con unidad táctica superior. El año 2020 enseñó que el mundo no seguirá con los mismos esquemas conocidos, reinventarse es menester.
