HABLEMOS DEL VOTO EN VENEZUELA

La relación entre los valores y actitudes políticas de los venezolanos con la participación electoral, ha sido una constante entre las estructuras partidistas y con ello, entre los ciudadanos que nos saben si votar o abstenerse. El binomio legalidad-legitimidad se convirtió en un eje transversal para el debate del sufragio en Venezuela, pues algunos de los procesos, como el presidencial del año 2018, no cumplieron con los procesos administrativos establecidos para llevarlo adelante, pero las instituciones del Estado le dieron la legalidad necesaria. Ese entramado sigue siendo una constante de discusión estéril sobre los resultados. Entonces, el marco institucional del voto debe ser recuperado en toda su estructura.

Para comprender el voto, se debe evaluar el fenómeno de la abstención. Las teorías contemporáneas de la ciencia política sobre la participación ciudadana en temas electorales, definen el voto como un mecanismo necesario para el sostenimiento y fortalecimiento de las democracias. Para analizar la participación electoral, es necesario reflexionar sobre su pertinencia, pues no siempre es sinónimo de democracia y, por tanto, no siempre es un asunto trascendente. Es decir, la existencia de elecciones no implica mayor democracia. El Politólogo Giovanni Sartori afirma que las votaciones también pueden presentarse en otros regímenes políticos. Del mismo modo, autores como Dahl y Bobbio dan cuenta de la diferencia entre el acto de votar y la democracia. Si bien el voto es parte fundamental de esta, no es una condición suficiente. Por tanto la carencia de su componente sustantivo, la participación electoral en Venezuela ha sido, durante unos 8 años atrás, un fenómeno más o menos intrascendente.

El chavismo tiene a su favor esa inmensa maquinaria de propaganda que utiliza abusivamente para transformar la dura realidad que vive Venezuela. Es relativamente sencillo desmoralizar a las oposiciones, haciéndoles ver lo innecesario que es ir a votar ante el seguro triunfo del PSUV. Se han cometido muchos errores, pero también se han tenido grandes aciertos.

Por tanto, recuperar la institucionalidad del voto como fuerza viva de los ciudadanos, es uno de los retos que los factores opositores tienen en Venezuela. Ciertamente hubo un error en escalada que desacreditó el sufragio, incluso debe admitirse la falta de inteligencia táctica; no obstante, es importante resaltar que el sistema electoral (todos los elementos que componen el voto), es fraudulento y altamente viciado por los esquemas desviados que impusieron los gobiernos de Chávez y Maduro. Pero al margen de ello, el voto debe ser parte de una estrategia superior que debe irse trabajando para propiciar los escenarios que permitan la recuperación de espacios de poder en todo el país y así, arrinconar al poder ejecutivo, en términos de capacidad de acción. Volver al voto y ganar gobernaciones junto a algunas alcaldías, es hacerle más ingobernable la dinámica a quienes hoy usurpan el poder del Estado. Los gobernantes del PSUV no quieren perder el poder porque sería una derrota que comprometería su libertad al estar involucrados en actos de corrupción internacional. Dejar de ser gobernadores, alcaldes y presidente, sería una cárcel segura. De allí la necesidad de recuperar el voto como instrumento de lucha contra las desviaciones democráticas.

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