PULSO ELECTORAL EN VENEZUELA

Sin ánimos de legitimar un proceso electoral dentro de un sistema aberrado, las oposiciones deben minimizar los mitos en torno al secreto del voto y el fraude electoral; convencer de que la expresión de la mayoría se logrará a través de una participación masiva para las elecciones del año 2024. Algunos sustentan los argumentos para la participación, sobre la democracia como un punto de encuentro a la salida al caos político que se ha institucionalizado en el país. Sin embargo, ese término se convierte en una palabra abstracta cuando la lucha es contra un grupo de perfil criminal, donde ni siquiera una dictadura militarista que en otrora se vivió en Venezuela, se asemeja al vandalismo de Estado que se practica con el PSUV en el poder.

Sobre la base de los resultados de estudios de opinión realizados por Polianalitica, Hinterlaces, Datanalisis y Meganalisis; la mayoría de los venezolanos son independientes a partidos políticos, apuestan a un proceso de paz electoral y aspiran un candidato lejos de los polos históricos que han confrontado a la ciudadanía con sus posturas radicales. No obstante, el sistema electoral venezolano exige un candidato presentado por una organización con fines electorales, es decir, deben elegir a un candidato mediante algún partido político que lo respalde, por lo que dichas estructuras deben captar la atención de los electorales, cautivarlos con sus acciones que dinamizan las campañas y garantizar una robusta plataforma de operatividad y defensa del voto. Para el caso venezolano, el colapso de los partidos no da para cumplir esas condiciones y con ello se genera una desmovilización, desmotivación y finalmente una abstención electoral que limita las posibilidades de desmontar al partido de gobierno en sus intenciones de mantener el poder.

Es hora de darle duro con verdades a todas las mentiras que ilusionan a los ciudadanos en una posibilidad de cambio mediante procesos electorales. Si no se planifican con enfoque estratégico, los partidos políticos opositores serán un simple club de amigos que sueñan con ganar la presidencia del país. Ciertamente los venezolanos pueden apostar a la participación electoral, pero para capitalizar esas intenciones, el estamento político democrático tiene que saber responder a la altura de las circunstancias con mucha creatividad, organización, resistencia e irreverencia. De lo contrario, será un resultado negativo asegurado antes de empezar la carrera.

 

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