El retorno de los movimiento izquierdistas en las fuerzas sociales latinoamericanas, son una realidad que van más allá de la percepción de algunos analistas. Es un hecho que debe ser abordado con mucho pensamiento táctico para minimizar su ascendencia. Y el problema no se simplifica en los postulados dogmáticos del socialismo o del comunismo, se trata del quehacer aberrado de los sistemas políticos de esos esquemas de gobierno. Esos movimientos de izquierda y sus alcances de las políticas públicas con enfoque del bienestar social, ha sido el primer detonante para aumentar o adquirir altos niveles de aceptación en la opinión pública y con ello, posicionamiento en los escenarios electorales, aún con las tendencias de fracaso en sus gestiones públicas (caso Venezuela, Bolivia, Cuba, México, la otrora Argentina, Brasil, Nicaragua, Honduras y Ecuador).
Cuando Hugo Chávez fue electo Presidente, la izquierda solamente tenía espacios de poder en Cuba con Fidel Castro. Desde allí hubo una ola de gobierno rosa o giro de izquierda. Desde entonces hay una agenda latinoamericana para configurar una hegemonía socialista en la región e incluso, con células en países de Europa y Asia. Para entonces, Nicolás Maduro era su canciller y el agente operacional para procurar toda una red de fuerza pro socialista bolivariano. Hoy Nicolás es el Presidente (legitimo o no, está en el poder), por lo que ha logrado concatenar sus relaciones en virtud de escudar su continuidad.
Pero más allá de lo particular y referencial, ¿por qué surgen los gobierno de izquierda? No es precisamente por las evaluaciones de gestión que puedan hacérseles a los gobierno con características de derecha (la Argentina actual, por ejemplo), es que la nueva izquierda refiere a los actores políticos que persiguen como objetivo programático central reducir las desigualdades sociales y económicas, ganando afinidad y con ello popularidad entre los ciudadanos. Tenemos naciones históricamente pro socialistas (por no decir marginales y fáciles de persuadir con discursos pomposos). En este sentido, tanto los gobiernos de Lula en Brasil, como los de Chávez o el de Lagos encajan en esta definición. Además, todos estos gobiernos comparten también ciertos rasgos, como el haber sido democráticamente electos en votaciones competitivas en contextos de cierto pluralismo político y respetando los preceptos básicos del capitalismo. Sin embargo, sus capacidades operativas en los abordajes de las problemáticas de los Estados, son vacuas. Más allá de sus esperanzas vendidas, de los ataques hacia los Estados Unidos como “el imperio” y causante de todos los males, superando sus justificaciones ideológicas, esos grandes discursos no se traducen ni podrán ser elementos de cambios sustanciales a las realidades decadentes de los países latinos.
Para la actualidad 2019 y en miras del 2020, existirá una híbrida política gubernamental con discursos de socialistas, pero con formas de gobierno más de tipo caudillista y crearán nuevas clases burguesas. Especialmente conformadas por políticos y cercanos a sus entornos. De no existir una resistencia contra ese resurgiendo, la crisis sociopolítica será abismal.
