Cada una hora una persona es asesinada en Venezuela. La presencia del crimen organizado junto con un número exorbitante de armas de fuego en manos de civiles, la impunidad, la corrupción y la fuerza excesiva por parte de la policía han afianzado la violencia en la sociedad. Aunque tales problemas no comenzaron con el Presidente Nicolás Maduro, su gobierno tiene que responder por su ambigüedad frente a varios grupos armados; su incapacidad o falta de voluntad para enfrentar la corrupción y la complicidad delictiva en sectores de las fuerzas de seguridad; su política de armar a civiles “en defensa de la revolución”, y por último, pero no menos importante, por la propia retórica incendiaria.
Venezuela vive un momento de conflictividad social institucionalizada, sin embargo, no existen acciones que puedan encaminar exitosamente una salida al caos. De la empresa encuestadora Datincorp, se conocieron datos del comportamiento político ciudadano que para las academias de las ciencias sociales son alarmantes. Por ejemplo:
- Nicolás Maduro es el Presidente. Es quien ejerce el poder, sin tapujos sigue ganando tiempo y de alguna manera empieza a recuperar espacios. Brasil no reconoció a la representante de Juan Guaidó, es decir, se minimizan las fuerzas de apoyo internacional.
- Juan Guaidó baja en apoyo popular. Sin dudas es reconocido como el principal líder político de la democracia en el país, pero pierde capacidad de movilización y su credibilidad desciende por la inacción de sus propuestas.
- Intervención Vs. Diálogo. Sigue siendo la violencia política una de las formas en la que desean que salga Nicolás del poder, sin embargo, las condiciones jurídicas, geopolíticas y económicas, no están dadas para la intervención militar. El diálogo para la negociación de una transición, es cada día más rechazado.
- Partidos Políticos desconectados. Al margen del colapso del sistema de partidos, las organizaciones electorales son vitales para la recuperación de la democracia en Venezuela. No obstante, se ha imposibilitado concatenar las agendas de cada uno de ellos y se hacen estériles las acciones que por separados puedan dar.
- Elecciones. Se avecinan unas elecciones que por ley corresponden en el 2020 y pocos partidos políticos se están preparando para ello. Juan Guaidó, que, repito, encarna la esperanza de cambio, pudiera perder hasta la investidura de poder parlamentario.
En síntesis, los escenarios políticos siguen siendo complejos pero con posibilidades de cambios pero sin intenciones de las fuerzas ciudadanas de aprovechar los tiempos, recursos y talentos.
