EL VOTO NULO CONSCIENTE COMO FORMA DE EXPRESIÓN

La participación ciudadana en los asuntos públicos es un elemento que consolida las democracias en el mundo. El voto político, como medio de expresión para el apoyo o rechazo de alguna propuesta, es una herramienta por excelencia para ponderar la dirección que pueda tomar una población. Por tanto, muchos autores aseguran que la abstención es lo antagónico al crecimiento, mejoras y desarrollo ciudadano, haciéndolo una postura irresponsable para los momentos históricos de una sociedad. Sin embargo, el abstencionismo predomina entre los electores, especialmente en aquellos como Venezuela donde los estamentos de poder representan corrupción, criminalidad, incredulidad, ineficacia y cualquier peyorativo al ejercicio de la política.

El voto nulo consciente debe entenderse como una muestra de rechazo ciudadano a las opciones políticas presentadas. Y ese descontento no es solamente contra las fórmulas electorales que se presenten, ya sean nombres personales o políticas públicas, pues también abrazan el repudio al propio sistema político y electoral. Venezuela, por ejemplo, es objeto de estudio electoral por razones: alto número de elecciones populares celebradas en poco tiempo y la alta abstención que existe en cada proceso.

No se trata de votar o abstenerse, ya eso sería otra discusión que hasta pudiese ser superficial, más bien contempla la necesidad imperante de evaluar, comprender, interpretar y darle carácter orgánico a la voluntad de no validar un proceso de elección. Las democracias no son solamente regímenes donde las personas habilitadas votan, también tienen que entenderse las tendencias que no votan. El voto es el instrumento a través del cual el ciudadano influye en el proceso político en general y otorga legitimidad a sus gobernantes. Por lo dicho, es posible afirmar que la poca participación ciudadana mediante el sufragio es un síntoma inequívoco de decadencia de una sociedad democrática. No comprender ese comportamiento político-electoral, es desconocer una realidad. El abstencionismo carece de carácter jurídico, elemento que imposibilita la interpretación adecuada de los resultados de un proceso electoral. No votar también es un derecho y como tal, tiene que ser respetado, pero también considerado en el entendimiento de la voluntad social para la conducción de un país.

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