LA CORRUPCIÓN COMO OPOSICIÓN DE LA DEMOCRACIA EN VENEZUELA

Cuando Juan Guaidó anuncia un plan anticorrupción, es porque ya es tardío el proceso de abordaje a las aberraciones administrativas de los bienes del Estado. El que no quiera tapar los delitos de diputados de su misma bancada, no es nada por aplaudir, pues es lo mínimo que debe hacer hasta el más infame delincuente cuando él o los suyos, son descubiertos. La corrupción es una anomalía que en los últimos tiempos ha tomado espacios en toda la América Latina y El Caribe; mientras los escándalos de grandes proporciones ocupan los titulares y moldean las percepciones de la gente sobre la corrupción en las instituciones nacionales, existen otras formas de corrupción, igualmente nocivas, que afectan a las personas, las familias y las comunidades en su vida cotidiana y que menoscaban el desarrollo humano en toda la región. Por ejemplo, en algunas instituciones como la policía y en servicios públicos básicos como la atención de la salud y la justicia, el soborno sigue representando un inmenso obstáculo a la posibilidad de progreso y perjudica a todos, desde los sectores de menos recursos y más vulnerables, hasta las clases que dinamizan las economías. Pero siempre el gran perdedor es el Estado y con ello, los ciudadanos.

El BGC es la encuesta más amplia y detallada sobre las perspectivas de los ciudadanos acerca de la corrupción y sus experiencias directas de soborno en América Latina y el Caribe. La encuesta refleja la opinión de más de 17 000 ciudadanos de 18 países de la región. Esta edición del BGC también reunió datos sobre formas de corrupción con características específicas de género y sobre la corrupción vinculada con procesos electorales, como la compra de votos y las noticias falsas. La corrupción campea las vidas de los venezolanos. De hecho, es uno de los países con mayores niveles de incidencias indebidas que afectan la transparencia democrática del poder. Y eso no se relaciona estrechamente con quienes hacen gestión pública, también las oposiciones son parte de las acciones mal habidas. Hasta son parte de la una zona de confort en la oposición que le es rentable por el financiamiento, ayudas y aportes logísticos. Acciones que son normales en todos los países del mundo, pero en Venezuela el mismo gobierno bolivariano promueven esas penetraciones de descomposición financiera para con los actores opositores

La primera acción desde la vida cotidiana es empezar a cerrar filas frente a la corrupción, desterrarla como discurso valido y ello debe empezar por la resignificación de la política en lo cotidiano; la política es válida porque representa la posibilidad de tener solución a los problemas, pero para ello se necesita que como individuos haya el compromiso de tomar decisiones decentes, no solo al no aceptar los atajos para lograr acceder a recursos o beneficios, sino en la decisión por quienes deben ser representantes: en la junta comunal, en el concejo municipal, en la asamblea, en el consejo legislativo, en la alcaldía, en la gobernación, en la presidencia. Independientemente del partido o de la ideología debe primar la decencia, votar por aquellos que no son corruptos.

Un acto tan sencillo como negar el voto a quienes han estado vinculados con hechos de corrupción o quienes soterradamente la aceptan, es el primer gran paso para el cambio de las sociedades.

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