LA FANB Y SU PODER LEGITIMADOR SOBRE LA PRESIDENCIA

Sería difícil pensar en un acuerdo o gobierno de transición en Venezuela, sin el acompañamiento de la Fuerza Armada. Los militares tienen las armas y con ellas, el uso legítimo de la violencia en tiempos de crisis y convulsiones sociales como podrían estar ocurriendo en los próximos días. De allí la importante prudencia discursiva del Presidente Juan Guaidó cuando se refiere a ellos.

Desde la llegada constitucional al poder nacional de Nicolás, hasta sus días de usurpación, las bondades económicas para la familia militar en comparación a otros gremios, es abismal. Aumentos que varían entre un 45 y 65%, asignación de vehículos y casas, hacen que el poder ejecutivo tenga un control por dependencia de la Fuerza Armada. Una típica práctica en los gobiernos de cortes totalitarios. Pero hay un dato más relevante sobre “la lealtad castrense” al usurpador. El alto gobierno nacional está ocupado, principalmente, por militares. Es decir, ministerios, vice ministerios, corporaciones, vice presidencias y gabinetes sectoriales son gerenciados por castrenses. Es un error de análisis pensar que los militares entregarán el poder político de manera regular.

La neo-dictadura venezolana tiene una carga militarista importante, lo que significa que es casi inviable la posibilidad de vencerlos con violencia de calle o peor aún, un alzamiento militar. La política de altura debe darse con profundidad y sin permitir que el ruido de las críticas radicales, empañen los acercamientos cívico-militares.

La crisis institucional, de gobernabilidad democrática, es también responsabilidad de ellos. Por tanto, deben ser parte de las próximas acciones a considerar por el Presidente Guaidó y respetado por todos los miembros de la clase política opositora. Existen acercamientos. Intentos y mesas de trabajo (negociaciones), pero es un proceso lento y de ejecución compleja. La calma y cordura, como diría el General Eleazar López Contreras, debe imperar en la sociedad civil. Los pasos jurídicos y políticos que se están dando son importantes, pero en los próximos días pudiera darse un avance militar que marcará la diferencia. Reconocer, respetar e integrar a los militares por parte de los ciudadanos, sería el mayor de los aportes en los últimos días. Ir a la calle no es confrontar físicamente con ellos, es aludirnos, sumarlos y con inteligencia controlarlos.  ¡Sigamos!

Comments
  • Oscar Murillo

    Atendiendo a la cordura y la lógica de la razón, pareciera impensable un gobierno al margen de la fuerza armada en un país como Venezuela, sin embargo, también hace un par de décadas Lucía impredecible la figura de la asamblea nacional duplicada por la visión dictatorial del régimen actual.
    Es posible entonces plantearse la locura de un país con 2 presidentes, aunque sólo fuese en estadios temporales cortos?…
    Algo ha quedado claro en la dinámica de estas 2 décadas de dictadura bañada en zahumerios de democracia, en Venezuela todo es posible.
    Ojalá la historia que está por escribirse nos permita referirnos a los militares venezolanos, como actores al lado de la razón y menos a los pies del eufemismo de la obediencia.

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