La hiperinflación como medio de control político.

Gobernar implica administración y presupuestos financieros. Gobernar conlleva la responsabilidad política ante electores y actores intergubernamentales. El gobierno asume también éxitos y fracasos tras poner en marcha o no políticas públicas, el gobierno gestiona y disipa conflictos ingénitos de enormes grupos humanos. Esto suena demasiado alegre. Es claro que todo lo anterior se adiciona y da como resultado aquello que esperaríamos de un gobierno, pero amargamente la verdad es que no funciona así, esa idea sobre el gobierno no puede ser tan feliz ni tan inofensiva como se pintaba. Gobernar es regir, pero es también vigilar y castigar, gobernar es tutelar, pero también esconder y opacar, gobernar es concluyentemente insertarse en un inescrupuloso juego de poder; gobernar es mentir para ganar y exterminar para permanecer.

 

Los políticos han acumulado por cientos de años un montón de enseñanzas sobre qué es gobernar y cómo hacerlo, por supuesto que en algunos asuntos al menor costo posible; si trazamos un somero recorrido por la historia saltan a la imaginación las crueles torturas de los viejos imperios egipcio y romano, los atroces métodos del imperio mongol, los temibles y dolorosos artilugios de la Iglesia durante la Edad Media, aquellos decapitados por guillotina, los cuerpos incinerados en la colonización, penas y ejecuciones sumarias, ghettos y gulags, verdugos carcelarios y terroríficos mercenarios, explosivos de control remoto, sicarios, hackers, guerrillas, sobornos a cabecillas de los partidos de oposición, la policía antimotines, el espionaje, anticipar comicios, desapariciones y mutilaciones filmadas con el objetivo de propagar el miedo obteniendo obediencia y sumisión. En todo tiempo y lugar el arte del Estado se arrojó a la inventiva de nuevas técnicas de control político. Muchos gobiernos de hoy se ven arrinconados a aplicar menos cantidad de violencia y, así como se ha tomado cientos de años sustituir las espadas por gases lacrimógenos, el gobierno venezolano aprendió a economizar el cost of suppression: es la hiperinflación.

 

Lo que hace el gobierno venezolano no se llama democracia, tampoco desgobierno, se llama inteligencia y en este juego de poder lo divertido es quedarse gobernando pese a dejar arruinada la nación entera. La gobernabilidad del sistema político tambaleaba tras la muerte de Hugo y los continuos bajones del precio del crudo, el gobierno venezolano tenía que encontrar una manera de conservarse en medio de tantas fricciones. El gobierno de Nicolas no se preparó jamás para completar llanamente un período presidencial sino durar mucho más; sus asesores saben muy bien que su mandato no es rentable electoralmente y que es necesario llevar al mínimo posible las fricciones políticas, es decir recortar en este caso la resistencia de la población al gobierno. Otros gobiernos de la actualidad son señalados por usar armas químicas por ejemplo contra los kurdos, otros por entregar armamentos a bandas criminales para desplazar minorías étnicas como por ejemplo los rohingya. Para reducir el campo de fricción política en Venezuela siguieron otra estrategia, menos violenta, y esa fue la hiperinflación.

 

La hiperinflación en Venezuela tiene cara de crisis, pero hiede a negocio. Es obvio que decorándola como efecto de una guerra económica el gobierno puede esperar el apoyo de sus adeptos, aunque el propósito estratégico es muy distinto; se trata de condicionar la economía hasta el punto de forzar la emigración, quizá suene absurdo al lector crédulo, pero, según observo, es físicamente muy eficaz. La diáspora venezolana no viene dada por fluctuaciones demográficas espontáneas, más bien pienso que ha sido calculada; millones de emigrantes venezolanos repartidos por todo el mundo no son solamente una cifra que deslegitima al gobierno venezolano o expresa la falta de condiciones para vivir en Venezuela, el gobierno venezolano sabe que un emigrante más es un disidente menos, llámese manifestante, votante o discrepante, pues no importa mucho, lo importante es que salga, que emigre y que se debilite la fricción política puesta por opositores desleales; esto no se llama inestabilidad política sino todo lo contrario, hace a Venezuela gobernable.

 


 

Roberto Rivas Contreras Politólogo

Roberto José Rivas Contreras

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Comments
  • Roberto Rivas

    Gracias! Yosbert Vasquez, por servir de ventana a los investigadores e intelectuales en su tarea, mejor dicho obligación, de educar a su entorno!

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