LA NATURALEZA DE LA BESTIA POLÍTICA

En el plano internacional, el ritmo de noticias sobre la crisis venezolana ha caído, a pesar de que la crisis económica, política y migratoria se agudiza. Pero aún teniendo una década de colapso institucional por las decisiones desenfocadas de los gobiernos presididos por Hugo Chávez y Nicolás Maduro, los errores en materia económica persisten sobre la base de la renta petrolera sin considerar otras actividades que propicien una competitividad territorial. Sumándose la dependencia en las importaciones para poder tener alimentos básicos. De igual forma siguen los traspiés en la dinámica electoral, cada día son más las desviaciones democráticas que desacreditan la fuerza del voto. El sufragio en la Venezuela socialista, no es un mecanismo de cambio, por el contrario, es un instrumento que ayuda a darle legalidad a un grupo político ilegítimo y señalado de violaciones a los derechos humanos, corrupción y hasta narcotráfico. Por lo tanto, los errores históricos siguen estando presentes en la dinámica del poder.

 

Algunos toman como un acierto el haber tenido como norte la mejora de las condiciones sociales de los venezolanos y poner en marcha numerosos proyectos para ello. Pero las políticas públicas que abordan esa meta, se convierten en programas populistas, asistenciales con saldo electoral y en gastos insostenibles, por lo que no se solventa el problema, sino que es parte de un error como técnica de gobierno. Hay una especie de “reproducción del mal”, por el errático diagnóstico del problema. La naturaleza de la bestia es sobrevivir a las condiciones, no es la de generar circunstancias que sobrepasen las adversidades, las evite y propicie escenarios de desarrollo. De allí que todos los intentos propuestos por la kakistocracia socialista, son parte de un mal mayor.

 

Pero el punto de quiebre para la salida del caos institucionalizado en el país, son los conflictos internos de las oposiciones al gobierno. Cada fuerza democrática tiene una agenda muy diferente a la otra, generando desgaste en el dinamismo que debilite al partido oficialista. La naturaleza de la bestia política es subsistir por la fuerza y no por el predominio de la inteligencia estratégica. La crisis humanitaria, el deterioro de los servicios públicos, la destrucción de la economía y la ausencia de un sentido político que responda una idea de Estado, son los retos que deben ser superados con neuronas. Eso que tanto le falta en su naturaleza a la bestia política.

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