Una visión 20-20 refiere a una vista plena, con toda claridad, aun cuando se está a una distancia de 20 pies. Es casi una visión perfecta. Esos números emulan el año 2020 y el inicio de un nuevo lapso político, parlamentario, electoral y social en Venezuela. Será un año que pudiera permitir el accionar de planes oportunos en virtud de recuperar la democracia fracturada por el socialismo del siglo XXI o seguir cometiendo los mismos errores estratégicos que terminan fortaleciendo al neototalitarismo.
El astigmatismo y la miopía en la visión política venezolana ha causado extravíos a las causas liberales que requiere todo país que aborda el desarrollo del sistema. La ceguera se ha impuesto en las agendas partidistas como un subproducto de la mediocridad, del colapso de partidos. De allí que la sociedad civil indignada, una comunidad internacional con un pésimo manejo de las informaciones de calidad y las fuerzas vivas de las oposiciones organizadas, han estado incrédulas e incluso en rechazo a todo llamado de Juan Guaidó, el capital político más importante para la oposición actual. Sin embargo, así como la ciencia avanza de manera notable en términos de cirugías y trasplantes que combaten las enfermedades de la vista, en esa misma medida es posible generar tácticas políticas que permitan materializar la meta planteada: el cese de la usurpación. Esa agenda no debe ser cambiada, al margen que la estrategia tenga que ser revisada y mejorada, pero el fin debe mantenerse. Con variaciones en los tiempos, actores involucrados, aliados financieros y demás elementos que aporten. Pero, siguiendo la analogía, algo es seguro: mientras más pasamos nuestras manos por los ojos cuando no vemos bien, más afectamos la capacidad de ver bien y mantenerlos en buen estado. Asimismo, ocurre con Juan Guaidó y su agenda país, mientras más lo ataquemos por error de enfoque en los señalamientos, más difícil será quebrar al causante de los males: Nicolás y compañía.
El panorama político hacia el 2020, no es indefinido como muchos pretenden hacer creer, será un año donde se RATIFICA a quien merece seguir y se incluyen otras personas con tantos potenciales en virtud de la causa, que vale la pena apostar sin prejuicios. Sí existe un panorama político claro que incluye presión de calle, organización estudiantil para ganar espacios, visitas a las comunidades, parlamentarismo de calle, concatenación con la comunidad internacional, alineación con oficiales generales y capacidad de negociación para la salida definitiva del poder del socialismo bolivariano. La visión política 20-20 demanda de la calle como la mejor oficina del Presidente Guaidó y su equipo.
